La reforma de la cocina en una casa antigua a menudo nos parece, poco más o menos, una aventura casi quimérica.

Una estancia pequeña, desactualizada, con azulejos pasados de moda, …, no inspira demasiado a la hora de ver en ella una cocina moderna y funcional.

Pero nada es imposible y sólo hay que dejar volar un poco la imaginación pensando en ese espacio y sus posibilidades.

Reforma espectacular

Antes y después

Más espacio

En esta cocina nos encontramos con un espacio pequeño pero fácilmente ampliable, ya que terminaba en una galería a la que podíamos dar un mejor aprovechamiento. ¿Cómo? Integrándola en la propia cocina.

Además, eliminar el tabique permitió añadirle más luminosidad y alegría.

Por otro lado, la decoración con azulejos y muebles azules la convertía en un espacio desfasado y angosto, al que el suelo en tonos  grises, blancos y negros, no le favorecía en absoluto.

Evidentemente, era necesaria una reforma total. Esto nos permitía crear un ambiente muy diferente, moderno y práctico, a la vez que acogedor.

Antes y después
Antes y después

Baldosas blancas

Se cambiaron los azulejos por baldosas blancas, que reflejan la luz y proporcionan sensación de amplitud a la cocina.

Se cambió el terrazo del suelo por un gres en tonos tierra, cálido y limpio.

Muebles a techo

En los muebles de cocina, se apostó por líneas sencillas y minimalistas, haciéndolos llegar hasta la parte superior del techo.

Darles más altura dio opción también a colocar un mueble con puerta de cristal opaco, que aporta un toque de sofisticación al conjunto.

Bancada de Silestone

Los tonos oscuros se combinaron con una encimera blanca de Silestone, resistente y elegante.

En ella, se colocó un fregadero bajo encimera, con escurridor integrado, a ras de la superficie, ampliando visiblemente la uniformidad de la bancada.

Electrodomésticos

Se conservó el horno colocado bajo la vitrocerámica, cambiando el lavavajillas por uno integrado con los propios muebles de cocina. También se añadió una campana extractora decorativa plateada.

En la pared de enfrente, se colocó una pequeña estantería bajo la que poner las dos sillas de cocina, en tonos blancos a juego con las baldosas.

El resultado es una cocina totalmente diferente, en la que cuesta mucho imaginar la anterior.

Antes y después
Antes y después

¿Un detalle curioso? El termo que antes estaba en la galería, ahora está en la cocina, pero no se ve. Queda integrado en el último mueble.